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BIENVENIDO A MARROW VILLE

Relatos Dreamers

“Las empresas han sido entronizadas… Comenzará una era de corrupción en las altas instancias y el poder económico buscará prolongar su reinado mediante la explotación de los prejuicios del pueblo… Hasta que la riqueza esté reunida en unas pocas manos… Y la República sea destruida.”

Abraham Lincoln en declaraciones efectuadas días antes de ser asesinado.

BIENVENIDO A MARROW VILLE

PRÓLOGO: EL ADVENIMIENTO DE PANDORA

Bosque Chiliad, 30 kilómetros al sur de Marrow Ville. 20 de Junio de 2007. 08:00 A.M.

     El inconfundible y familiar sonido de las hélices comenzó a escucharse mucho antes de que William Carlson, general del ejército de los Estados Unidos, estableciera contacto visual con el convoy de helicópteros que sobrevolaba el bosque en dirección a la plataforma de aterrizaje norte de Base Némesis. Los aparatos volaban bajo, muy bajo, Carlson lo sabía gracias al sonido que llegaba hasta él. Casi habría esperado verlos aparecer a ras de suelo, si no fuera porque la base se encontraba rodeada de árboles por todas partes.Añadir Anotación
     Un par de minutos después, los helicópteros aparecieron. Volaban justo al nivel de las copas de los árboles, tanto era así que parecían rozarlas –sólo lo parecían, hecho que daba buena fe de la pericia de los pilotos-. Seis helicópteros formaban el convoy: cuatro de ataque Apache en formación de rombo, escoltando a dos helicópteros de doble hélice CH-46 Sea Knight usados para el transporte de tropas. La línea defensiva que Carlson había preparado para recibir al convoy, compuesta por cien de los mejores soldados de la base, comenzó a tomar posiciones a lo largo de los límites de la plataforma de aterrizaje. Los militares recibieron órdenes expresas de no dejar que nada, ni siquiera una minúscula hormiga, lograra atravesar el cerco defensivo.Añadir Anotación
     Los helicópteros detuvieron su avance, quedando suspendidos en el aire justo por encima de la cabeza de Carlson sin romper su formación ni tan siquiera en un solo milímetro. Tras unos cuantos segundos, los Apache volvieron a moverse, avanzando hasta cada uno de los puntos cardinales de la plataforma de aterrizaje. Sus armas estaban listas para fulminar a cualquier incauto que hubiera decidido que era una hermosa mañana de miércoles, ideal para dar un paseo en su avioneta privada. Carlson fijó su vista en el cielo, más allá de los helicópteros, y pudo vislumbrar las estelas dejadas por al menos diez cazas, los cuales sobrevolaban el espacio aéreo de Base Némesis en una formación tan impecablemente perfecta como la llevada por el convoy de helicópteros. El general sabía que al menos cuatro satélites de las Fuerzas Armadas se encontraban en ese mismo instante fijando todos sus objetivos de captación visual en Base Némesis y sus alrededores, barriendo una y otra vez cada palmo de terreno. Incluso cabía la posibilidad de que Ronin –una nave orbital que, según decían, podía arrasar desde uno hasta diez mil metros cuadrados de superficie terrestre en un suspiro- se encontrara situada justo por encima de Carlson, apuntando el letal rayo de microondas directamente a su coronilla.Añadir Anotación
     En definitiva, buena parte de los efectivos –tanto conocidos como de alto secreto- del ejército más poderoso del mundo habían dirigido su atención hacia la plataforma de aterrizaje de Base Némesis, todo para escoltar algo que Carlson ni siquiera podía ver todavía.
     Los Sea Knight descendieron lentamente hasta tomar tierra. Carlson quedó situado entre los dos aparatos, justo en mitad del amplio espacio que los separaba. Los soldados que los helicópteros transportaban entraron en acción en el mismo instante en que las ruedas tomaban contacto con el asfalto, abandonándolos con rapidez para comenzar a formar su propio círculo defensivo. Carlson y sus hombres fueron los primeros objetivos hacia los que apuntaron sus armas. El general se dio cuenta de que los rifles de asalto de los soldados poseían una pequeña unidad de reconocimiento por infrarrojos, la cual era apuntada hacia los chips de identificación que los hombres de Carlson llevaban incrustados en sus tórax. Si la señal que alguno de esos chips devolvía a las armas de los soldados no era la correcta –o si no se producía señal alguna- se iniciaría una ofensiva en la cual el infiltrado o traidor pasaría a ser objetivo primario. No tardaría más de una fracción de segundo en acabar completamente fulminado.Añadir Anotación
     El reconocimiento concluyó sin incidentes, por lo que la zona fue considerada segura. Los helicópteros de transporte apagaron sus motores, las hélices comenzaron a girar con cada vez más lentitud. Cuando se detuvieron por completo se produjo algo que Carlson ya había visto en una ocasión anterior. En cambio, el hombre situado a un metro escaso de él, el mayor Richard Garriot, nunca había sido testigo de un acontecimiento semejante, aunque su sorpresa tomó forma tan sólo en un casi imperceptible alzamiento de su ceja izquierda.Añadir Anotación
     Un séptimo helicóptero –aunque no necesitaba hélices para moverse, por lo que la palabra que lo definía no era la correcta- surgió súbitamente frente al general. Era como si emergiera de la nada, algo que no distaba mucho de la realidad ya que hasta entonces el aparato había permanecido invisible tanto para el ojo humano como para cualquier sistema de detección presente o futuro inventado por el hombre. La aeronave recordaba a un helicóptero tanto en su forma como en su tamaño, aunque solo vagamente ya que no poseía hélice o cola. Su sistema de impulso consistía en dos propulsores magnéticos, cada uno de ellos situado a un costado. Se suponía que la tecnología que había creado tanto a Ronin como a aquel aparato ni siquiera debería existir.Añadir Anotación
     Carlson comenzó a caminar hacia uno de los laterales de la aeronave, seguido de cerca por Richard Garriot. Aunque la presencia de Richard no era necesaria, el general había insistido ante sus superiores para que le acompañara. Su petición fue aceptada, aunque con la condición de que el mayor no dijera una sola palabra durante todo el encuentro. Carlson no puso impedimentos, ya que quería que un par de orejas de confianza escucharan la conversación que tendría lugar en unos minutos, para así poseer posteriormente una mayor perspectiva de la información que el general al mando de Base Némesis recibiría en breve.Añadir Anotación
     Carlson se detuvo a cinco metros de distancia del lateral derecho de la extraña y sorprendente aeronave. El aparato era de color negro azabache, permanecía suspendido en el aire a un metro de distancia del asfalto sin hacer el más mínimo ruido, y reflejaba en su carcasa la imagen del general de sesenta y cuatro años de edad con la pulcritud y perfección del más impoluto de los espejos. Richard se situó a unos cuantos pasos por detrás de Carlson, cruzó las manos tras la espalda y separó ligeramente las piernas.Añadir Anotación
     Todo estaba listo. La superficie de la aeronave era completamente simétrica, no podía vislumbrarse juntura o cristal opaco alguno, por lo que Carlson no tendría modo alguno de saber por donde saldría el hombre que viajaba en su interior de no haber visto el aparato en una ocasión anterior, ya que la aeronave daba la sensación de ser un bloque macizo de imposible perfección.Añadir Anotación


By Quino-Wan, el último Jedi de un mundo que se ha movido.

Quino-Wan, 14 de Julio de 2005
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